domingo, 10 de febrero de 2013

La metamorfosis

Extravagante, surrealista y por supuesto Kafkiana donde las haya, narra la fatal y repugnante transformación de un individuo en insecto.

Gregorio Samsa es un hombre dedicado plenamente a su trabajo y al bienestar de su familia, hasta que un día se despierta en el cuerpo de un enorme insecto. A partir de ahí se verá complicada tanto la vida de su familia como su propia existencia. Deberá hacer frente al rechazo por parte de sus seres queridos ahora que no es capaz de ganar el sustento por ellos. Es más, por primera vez ocurre a la inversa y serán ellos los que tengan que trabajar y alimentarlo a él.

Es fascinante la habilidad de Kafka para provocar en el lector las reacciones más contrapuestas. Por un lado, la grima que produce al principio la descripción del monstruoso bicho. Lo increíble, es que dicha descripción no la hace un narrador o personaje desde fuera, si no que es el propio bicho quien se mira a sí mismo y cuenta lo que ve. Por el otro, la compasión que despierta su situación pues se trata de una criatura de gran corazón que, aunque atrapada en un cuerpo monstruoso, es bastante más humana que los humanos que la rodean. Su propia familia quedará tan desconcertada y traumatizada por la nueva forma de Gregorio que pondrán en duda hasta su vínculo sanguíneo y olvidarán todo lo que de él un día recibieron, manteniéndolo con vida a duras penas y en penosas condiciones.

Una de las claves para entender la literatura de Kafka es sin duda conocer su historia personal. Especialmente en La metamorfosis queda reflejada de manera implícita la dolorosa relación con su padre y cómo esto lo marcó de por vida, convirtiéndolo en una persona insegura y oprimida. Su padre aparece como una figura autoritaria y despótica que no sólo nunca tuvo en cuenta los sentimientos de su hijo, sino que ni siquiera llegó a conocer su gran talento.

Su genialidad como escritor no fue reconocida hasta después de su muerte. Genialidad que ni él mismo, ni su padre, ni la sociedad de su época reconocieron a excepción de su fiel amigo Max Brod, quien decidió sacar a la luz las obras que Kafka mandó destruir después de su muerte, como El proceso, El castillo y El desparecido (América).

Por su estilo auténtico y, en mi opinión, inclasificable, no puedo sino considerar a Kafka como uno de los más grandes escritores, no sólo del siglo XX, si no te la literatura contemporánea universal. Por algo se acuñó el término Kafkiano que, como ya mencioné, se usa para referirse a situaciones amargas, fatigosas y sin salida. Reconozco que leer a Kafka puede resultar en ocasiones incluso desagradable, pero es una lectura que no tiene desperdicio, tanto por su riquísima prosa como por el contenido sumamente original y metafórico de sus historias y, siendo claro ejemplo de ello La metamorfosis, surrealista.




Reseñado por m.

1 comentario:

  1. Situación kafkiana la que llevo cerca de un més padeciendo para renovar la tarjeta de bús. Trás llevar el fajo de fotocopias (DNI, Padrón, fotografía, libro Familia Numerosa, Solicitud) por cada miembro de la familia, ante la inminente desaparición del sistema de tarjetas anterior, llega a las pocas semanas el aviso de que las tarjetas caducan al caducar el libro de F. Numerosa. Nadie atiende al teléfono , ni hay oficina donde reclamar. Parece que esta situación no estaba prevista en la Administración. Vuelvo a llevar todo el papeleo, vuelvo a pagar y trás más de dos semanas, nadie sabe nada y sigo sin poder subir al bús. Me entero que han habilitado una oficina, así que allá voy. Dos amables señoritas sin ordenador ni medios técnicos me atienden, pero lamentan no poder ayudarme. Que llame a los teléfonos donde nadie contesta. Y así sigo, habiendo pagado mis tarjetas con creces, a pié bajo este temporal que nos azota.

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