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miércoles, 27 de marzo de 2013

El árbol de la ciencia

Y Dios, teniendo a Adán delante, dijo: Puedes comer todos los frutos del jardín; pero cuidado con el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque el día que tú comas su fruto morirás de muerte. Y Dios, seguramente, añadió: Comed del árbol de la vida, sed bestias, sed cerdos, sed egoístas, revolcaos por el suelo alegremente; pero no comáis del árbol de la ciencia, porque ese fruto agrio os dará una tendencia a mejorar que os destruirá.

Esta hipótesis, que da nombre a la novela, y debate, que da pie a los monólogos internos de la filosofía de Baroja, está primeramente sacada del  libro Génesis de la Biblia. Dios da a elegir al hombre entre el árbol de la vida eterna y el árbol de la sabiduría, poniendo así en el ser humano el elemento que lo distingue de la especie animal: la libertad. El árbol de la vida no seduce tanto como el de la ciencia, pues el hombre quiere parecerse a Dios y eso sólo puede conseguirlo por medio del conocimiento. 

Eva, desobedeciendo a Dios, toma una manzana del árbol del bien y del mal y da a probar a Adán su fruto, y es así como nace la tendencia al mal, a todo lo relativo, en la especie humana. Desde entonces el hombre tiende por naturaleza al saber (ciencia), en vez de a la mera consecución de sus instintos (vida). 

El libro narra la vida de Andrés Hurtado, personaje que se nos presenta como un reflejo del propio Baroja: un joven médico sumido en un mundo de pesimismo y tinieblas, acorde con la situación decadente del país, que acaba de perder las colonias y la guerra de Cuba.  Su estilo y pensamiento son una clara representación de la generación del 98. Madrid aparece como una ciudad atrasada y llena de miseria. 

A través de la vida del joven Hurtado, Baroja retrata de forma realista y al mismo tiempo subjetiva la España de finales del XIX. La trama se desarrolla sobre todo en Madrid y en Alcolea del Campo, un pueblo al sur de Castilla. La crítica que hace de ambos lugares es extremadamente dura: vida en la capital, vida de pueblo. Cinismo desenfrenado, irremediable ignorancia. A excepción de un par de personas, su hermano pequeño y su esposa, prácticamente cada personaje que se cruza por su camino es criticado severamente, de una forma despectiva y cruel, condensando un aire de desánimo e inmensa  desesperanza. Todas estas personas aparecen como estereotipos que recrean la sociedad de la época: aristócratas inmorales, adúlteros; clase media competitiva y ruin; clases bajas ignorantes y faltas de cultura. Pero, por encima de todo, un sistema político corrompido, sin fundamentos morales. Pío Baroja, al igual que el resto de los intelectuales del 98, se siente doblemente engañado y traicionado por el sistema. Han vivido el fracaso de la Revolución de La Gloriosa y el de la Restauración, por lo que el Realismo llega en un momento de gran hastío creativo. 

Como con casi cualquier novela realista, El Árbol de la Ciencia es un excelente manifiesto de la debilidad que acució a España tras la pérdida de las colonias y por causa del sistema de turno de partidos (progresista y conservador). Andrés Hurtado es una persona continuamente amargada por un existencialismo profundo que no deja de alimentar mediante constantes reflexiones y teorías acerca de la vida, la muerte, Dios, el ser humano, la moral, la inmoralidad, etc. Reflexiones que le llevan en su mayoría a conclusiones  pesimistas y angustiosas, muchas de ellas sacadas de las lecturas de Kant y Schopenhauer. Autores que Baroja debió de estudiar en vida, pues la obra muestra un gran conocimiento de las teorías de dichos filósofos. 

Es una novela breve que no llega a 300 páginas. A parte de las largas conversaciones filósoficas entre Hurtado y su tío, es de bastante fácil lectura. No tiene desperdicio. 




Reseñado por m

sábado, 23 de febrero de 2013

Los hermanos Karamazov

Pretendía reseñar una vez más la novela que acabo de leer, pero me temo que esta vez no va a ser posible. En su lugar, me dirijo a escribir la carta de amor más larga que he escrito hasta ahora.

Si he intentado escribir las reseñas de la manera más objetiva y lejana a mi punto de vista (repito, intentado), ha sido por la tentativa de plasmar lo que estas grandes novelas conllevan como novelas excepcionales que son, y no porque yo lo diga.

Después de leer por segunda vez a Dostoyevski, esta vez a lo largo de mas de 1100 páginas, me veo incapaz de reprimir todo lo que este autor transmite. Aunque la cifra de un poco de miedo en un principio, la forma en que está estructurada hace que sea bastante fácil de seguir el hilo. Está compuesto por cuatro partes de 3 libros cada una. El tomo completo son 12 libros, compuestos cada uno de ellos a su vez de entre 5 y 10 capítulos. Esto hace que los capítulos sean lo suficientemente cortos como para que el lector los termine fácilmente, ordene los hechos en su mente y no pierda detalle de cuanto sucede. Además, cada capítulo lleva un título que engloba lo que ocurre en sus páginas. Todo esto me parece muy útil en un libro de semejante longitud. Así, si el lector se encuentra en medio de una de esas explicaciones psicológicas, historias de la infancia o teorías filosóficopolíticas de alguno de los personajes, no tiene más que consultar el índice para ubicar esa digresión o inciso dentro de la historia. 

El argumento, como bien cabría esperar de su autor, es un gran representante de la cultura, historia  y literatura del pueblo ruso. La propia Rusia aparece a menudo mencionada por los personajes como una gran madre, vieja y con demasiados hijos, que ampara a todo individuo que haya nacido en sus bastas tierras. Pero el número es tan enorme que reina el caos y el desorden y aunque los haya muy ricos, la gran mayoría es pobre e ignorante. Se hace alusión a su esplendor, perdido o que está por llegar, y a cómo la ausencia de éste condena las vidas de todos, quienes no por ello dejan de alabar y amar a la vieja madre Rusia por encima de sus desgracias.  

Cuenta la historia la relación entre los miembros de la familia Karamazov: Fiódor, el padre, y sus hijos, Dmitri, de la primera esposa, Ivan y Alexéi de la segunda, y el bastardo Smerdiakov, cuyas madres todas han muerto.

 

Fiódor, el mayor sinvergüenza de la hipotética ciudad donde acontecen los hechos, ni ha criado ni muestra cariño por ninguno de sus hijos, a excepción de Alexéi. Las únicas cosas que le importan en la vida son el dinero y satisfacer sus deseos.


Dmitri es un vividor: juerguista, mujeriego y pasional. Aunque en general es incapaz de dominar sus impulsos, siente cierto arrepentimiento y culpa cuando obra mal, y poco a poco se va desarrollando en él la intención de curarse de los vicios que alimentan su vida y así poder salvarse.


Iván es el intelectual de los hermanos, pero cuya propensión a buscar una explicación racional para todo constituye su mayor desdicha. Niega que exista un Dios bueno, no tiene esperanza ni fe en la humanidad, lo que le hace sentirse lejano de la mayoría de las personas y chocar con su hermano pequeño.


Alexéi, o Aliosha, es como el ángel que todo lo ilumina, la única persona de quien no podemos decir nada en contra. Vive como novicio en un monasterio y es el héroe de la novela. Su alma está llena de amor hacia el mundo y proclama el perdón y la palabra de Dios allá donde va.



La vida de Smerdiakov se nos presenta como una tragedia desde el principio, fruto de la violación de su padre a una deficiente mental. Idolatra a Iván y son sus artículos sobre la inexistencia de Dios lo que marcan su personalidad atea y miserable. 

Creo que no hay nadie como Dostoyevski para crear a un personaje y conocer hasta el más mínimo detalle de lo que pasa por su cerebro. Es una de las razones por las que yo adoro su estilo y otros no pueden con él. Aunque en sus novelas incluya siempre a psicópatas, asesinos, alcohólicos, ludópatas, pervertidos, ladrones, cafres, nihilistas y demás, las historias personales de dichos individuos nos hacen conocerlos, familiarizarnos hasta tal punto con sus mentes enfermas y/o miserables que el lector acaba por comprender por qué son así y por qué actúan de esa manera. En ocasiones acabamos incluso sintiendo compasión por ellos, pues sus actos no son más que consecuencia de las condiciones en que les ha tocado vivir. Y he aquí donde aparece el componente crítico de sus obras: con Dostoyevski no sólo leemos, si no que también aprendemos sobre psicología, filosofía, historia, religión y lo más importante de todo: nos da una gran lección de humanidad, moral y ética. Todo ello siempre desde un punto de vista cristiano y ortodoxo, pero con un componente más humano que religioso al fin y al cabo. Es algo que sobre todo queda latente en la dureza de sus trágicas historias. Las novelas de Dostoyevski están llenas contrastes entre lo más humilde y lo más mundano, entre lo más mezquino y lo más bondadoso, etc. Si tengo que ser objetiva, reconozco que abundan las situaciones y los caracteres trágicos, mucho más que los placenteros. Por eso, los más bien escasos pasajes tiernos en los que se impone la compasión y la sensatez por encima de toda esa negrura brillan con luz propia, y son además un alivio para el lector (todos somos humanos).

La historia de Los hermanos Karamazov es todo un culebrón. Karamazov padre, que ha ido acumulando capital a base de heredar de sus difuntas esposas, se muestra reacio a entregar la última parte de la herencia de la madre a su primogénito, Dmitri. Éste, que no tiene ni cuidado ni control de todo el dinero que toca, se encuentra sin un rublo. Está prometido con una joven de la que se encaprichó hace tiempo y que ahora es muy rica, pero todo se tuerce cuando conoce a la adorable y a la vez malvada Grushenka, el personaje que desencadena el mayor enredo de todos, y de quien se enamora enloquecidamente. A esta mujer le atraen tanto los follones como el dinero y es por eso que decide seducir al padre, quien también se obsesiona con ella. Por lo tanto, tenemos al padre y al hijo peleándose y compitiendo por la herencia y una misma mujer, mientras van enredando al resto de los hermanos y personajes. Iván, a su vez, empieza consolando a la deshonrada novia de Dmitri y acaba amándola en secreto. Aliosha, por su parte, hace de mediador entre unos y otros y los compadece, pero no puede frenar el irremediable odio que se genera en torno a Dmitri, ni en torno al padre, ni el inminente crimen del que todo el mundo habla y presiente.

Aunque toda la obra gira en torno a un único hecho, la presencia de dicho crimen, las mil y pico páginas dan mucho más que para la presentación, nudo y desenlace del mismo. Nos encontramos con mil historias paralelas o independientes que poco influyen en el argumento principal. Esto último es más bien cuestionable. En la introducción, llamada "Advertencia del autor", Dostoyevski advierte que la obra está pensada para hacer pública la vida y vivencias de su héroe, que es Aliosha. Aunque en esta primera novela (pensada para ser la primera de dos), se explaye más en narrar los acontecimientos en torno al lío familiar, varias de las historias hacen en realidad de soporte para dar a conocer y engrandecer la figura de Aliosha, que se supone cobrará más protagonismo en la segunda novela. Lamentablemente, Dostoyevski murió al año de haber terminado Los hermanos Karamazov, por lo que de la segunda novela sólo le dio tiempo a escribir unas cuantas notas. No hay segunda parte que vaya a echar más de menos, y que nunca llegará.

Dentro de los relatos paralelos, son especialmente dignos de mencionar la vida del ermitaño Zosima y la del pequeño Iliusha. El ermitaño es una persona iluminada, en muchos aspectos similar a un santo. Los pasajes en los que aparece y se narra su vida son muy proféticos y de gran contenido espiritual. Aquí se ve claramente que el libro está pensado por una parte para reforzar la fe de los creyentes, aclarar las dudas de aspecto existencial, y propagar la palabra de Dios: el amor a la vida y a la humanidad por encima de todas las cosas. No quiero confundir a nadie, no es un libro religioso. Pero sí tiene gran contenido espiritual y profético, escrito con una maestría y sabiduría sobre el tema que abrumarían a cualquier persona, aunque ni siquiera crea en Dios. La tragedia del pequeño Iliusha es bastante impactante por la crueldad y la violencia que aparecen a través de personajes infantiles. Estos, sin embargo, dan un final de cuento a la novela, grandioso y en el que se alza la luz en la última página.

Seguramente esto no sea lo que muchos entienden por una declaración romántica, pero es mi particular forma de decir que Dostoyevski es y será siempre mi amor platónico.



m



P.D. Las imágenes están cogidas de la adaptación de Richard Brooks al cine en 1958. Como película no está mal, pero es como un cuento de hadas con unicornios rosas sobre un fondo de arcoiris en comparación con la novela.

martes, 22 de enero de 2013

Madame Bovary

El escándalo convertido en mujer, y en novela.

Emma es una joven muy hermosa e inteligente que, a pesar de haber nacido en un área rural y modesta, ha recibido una educación y unos modales desde pequeña. Es el tipo de persona que no está hecha para la vida de pueblo o en el campo y que ansía fervientemente el ritmo de la ciudad, la sensualidad de los eventos de la corte, la forma de vida de la burguesía, la aristocracia... Su marido es una buena persona pero con la que no tiene absolutamente nada en común: es un hombre que vive para su trabajo, sumiso toda la vida a los dictados de su madre, satisfecho con la apacible rutina de ganar un dinero para que no falte de nada en su mediocridad y, así, poder permitirse ciertas comodidades. Aunque ama y adora a su mujer, ciertamente no la conoce ni sabe nada de ella. Nunca es consciente del porqué de su amargura, aunque esto no significa que no se preocupe por ella. La esposa del médico es una mujer con intereses intelectuales, gusto y clase, cuyo carácter inconformista y egoísmo la llevarán sin remedio al adulterio. Por la decisión de casarse con Carlos que toma al principio de la novela, su existencia se ve frustrada por conocer las locuras del enamoramiento, el ardor de la pasión, los lujos de la alta sociedad y la posibilidad de desarrollar sus capacidades.

Hay muchas y muy variadas opiniones sobre este personaje. Muchos opinan que es insufrible. Otros, se debaten entre el amor y el odio. El término "Bovarismo" se emplea a menudo en psicología para referirse a un estado de insatisfacción crónica. 

Madame Bovary es la historia de una mujer frustrada por la vida que le ha tocado vivir. Su alma es corrompida por la insana y obsesiva relación con su primer amante y los desvaríos que ello le causa. Los arrebatos que sufre a partir de entonces trastornarán su juicio hasta llevarle a un estado de demencia y total pérdida de control sobre sí misma. 

Si he comenzado tachándola de rompedora es porque opino que semejante historia debió ser de las primeras con cierta carga de erotismo, o sensualidad explícita, teniendo en cuenta la época en que se publicó (1856). Ciertamente, hoy en día no llamaría en absoluto la atención por ello. Las escenas más excéntricas, como los arrebatos de pasión, cólera y exaltación, están descritos con suma precisión y acierto. La destreza de Gustave Flaubert es conocida por su obcecación en buscar el más puro realismo, aparcando a un lado incluso la inspiración y experiencia propias. 

La novela tiene un componente crítico muy fuerte hacia la sociedad y el estilo de vida de aquel momento, lo que la llevó a ser severamente criticada. Caótica y conmovedora al mismo tiempo, relata el eterno tema de la insatisfacción en el matrimonio. Quizás la criticaron tanto quieres se vieron reflejados en esa realidad y no fueron capaces de salir de ella, por miedo al escándalo.
Reseñado por: m

sábado, 1 de diciembre de 2012

Crimen y castigo

Crimen y castigo, publicada por primera vez en 1867, es una de las novelas más emblemáticas de la literatura rusa, la obra maestra de Fedor Dostoyevski y la mejor novela que he leído hasta ahora. Es una novela psicológico social que explora a fondo el alma humana y los valores que la llevarán a la salvación y a la más absoluta miseria. 

Crimen y castigo es el retrato psicológico de un asesino, de un psicópata y, sobre todo, de un alma desgraciada. Raskolnikov es un joven estudiante de provincias que se traslada a San Petersburgo para estudiar la carrera de Derecho. A pesar de su gran inteligencia e interés intelectual, es un personaje de pocos amigos que, poco a poco, se va encerrando más y más en si mismo. Decide apartarse del mundo: deja sus estudios, su trabajo y se dedica a vivir en la mas honda miseria mientras reflexiona y elabora una serie de teorías que le llevarán a la locura de justificar un doble asesinato cometido por él mismo. El resto de la trama se desarrolla entre la mente enferma y obsesionada del protagonista, y los sentimientos de amor y compasión que despierta en una serie de personajes a su alrededor.

Lo fantástico de esta obra no es sólo el realismo con que narra la realidad de una sociedad que vive en la más desoladora penuria, tanto económica como de espíritu. Es el contraste entre las escenas más crueles, los personajes más despreciables y mezquinos, la desgracia más absoluta... y personajes tiernos, que desprenden pura bondad, a pesar de llevar una vida tan mísera y desdichada. 

Para entender mejor la obra, es preciso que leamos y profundicemos un poco en la vida del autor:
Fedor Dostoyevski fue un hombre que se preocupaba por las gentes de su país y las injusticias sociales. Se mostró en contra del régimen del Zar Nicolás I y se implicó en diversas actividades revolucionarias, hasta llegar a ser arrestado y encarcelado. Cumplió condena y fue sometido a destierro y trabajos forzosos en Siberia. Fue en este ambiente donde probablemente vio en primera persona los horrores y brutalidades de que es capaz el hombre, y donde experimentó la miseria y decrepitud a la que estaba sometida su pueblo, y que inspiró tanto su persona como su obra. A pesar de haber practicado el ateísmo socialista en su juventud, al final de su condena Dostoyevski era un cristiano convencido. Se dedicó a leer la Biblia en profundidad y estas lecturas reforzaron su pensamiento ético y moral, y forjaron la creencia de que el sufrimiento por el pecado lleva al perdón y al arrepentimiento. También se dedicó durante toda su vida a observar y a estudiar la complejidad del espíritu humano. De ahí que sus obras ofrezcan retratos psicólógicos alabados por lo más grandes escritores. Friedrich Nietzsche dijo que Dostoyevski era "el único psicólogo del cual se podía aprender algo". Stefan Zweig lo clasificó como "el más grande conocedor del alma humana de todos los tiempos". 

Temas como el existencialismo moral y ético, la generosidad más gratuita, el amor más puro y desinteresado, la compasión, el perdón, así como la pureza de espíritu, hacen de esta novela una obra que pone en manos del lector las lecciones más importantes sobre la vida. Crimen y castigo es, y será, un clásico eterno de la literatura universal.



Reseñado por:  m



Para quien quiera o ya la haya leído, he encontrado un análisis bastante bueno de la trama (en inglés), aquí