martes, 4 de diciembre de 2012

El castillo

Se podría resumir El castillo en una sola palabra: burocracia. El castillo es una fortaleza impenetrable donde se llevan a cabo todas las labores organizativas y administrativas de un pueblo dejado de la mano de Dios. 

K. ha recibido una carta del castillo en la que se le ofrece un puesto de trabajo como agrimensor. Sin embargo, el día que llega al pueblo con la intención de trabajar e instalarse, nadie sabe nada sobre dicho puesto como agrimensor. Después del largo camino  recorrido para llegar al pueblo, K. se encuentra con algo peor que una fría bienvenida. Las gentes del pueblo lo rechazarán y se intentarán pasar el muerto los unos a los otros. Aquí empezará la interminable hazaña de descubrir si realmente hay sitio para K. en el pueblo, o si todo ha sido debido a un error burocrático. Al contrario que las gentes del pueblo, que se muestran pasivas y sin poder hacer nada en cuanto a los asuntos del castillo se refiere, K. intentará por todos los medios acceder a él. 

Todo El Castillo es una cadena interminable como símil de la burocracia: K. se pasa la novela yendo de una persona a otra, de un lado al otro del pueblo, con la sensación de ir aproximándose cada vez al castillo, mientras el castillo se aleja cada vez más de él. Las contradicciones aparecen durante toda la obra: cada verdad es a la vez cierta y falsa. Cada historia o explicación que K. recibe confirma la historia que le han contado anteriormente y la niega al mismo tiempo. Como bien afirma Mara en su análisis de El Castillo de Franz Kafka, "El castillo sólo permite una lectura a partir de la desconfianza, puesto que confiar implicaría cometer los mismos errores de su protagonista"

Al principio de la novela, el lector comienza sintiendo una gran sorpresa y desconcierto al ver todo lo que le ocurre a K. Pero, a medida que avanza la obra, crecen el escepticismo y la desconfianza, pues lo único que se ve es cómo manipulan al protagonista, lo manejan y dirigen como si de una marioneta se tratara. Marioneta, cuyos hilos invisibles maneja el castillo que, a su vez, es también invisible y, por lo tanto, inalcanzable. 

Como en la mayoría de sus obras, El Castillo es un reflejo de los sentimientos que definieron la personalidad y la vida de su autor: uno, la frustración por lo absurdo del sistema; el otro, rechazo por parte de la sociedad. Franz Kafka nació en Praga y murió cerca de Viena, sin haber tenido apenas éxito por sus obras literarias. La mayoría han sido publicadas después de su muerte gracias a su fiel amigo Max Brod, que contrarió su última voluntad de quemar los manuscritos. Toda su vida transcurrió bajo la amenaza y el temor que le producía su propio padre, que nunca vio en él el genio que realmente era. Esta relación lo marcó de por vida hasta el punto de convertirse en un ser inseguro y débil, aunque siempre fue educado y amable con cuantos lo  trataron. Su persona queda claramente reflejada en la figura de Gregorio Samsa transformado en insecto gigante, en su obra más famosa: La Metamorfosis. 

Es de los pocos autores que han hecho de su nombre un adjetivo: "Kafkiano", término que se puede emplear para describir cualquiera de sus obras, significa angustioso, absurdo. 




Reseñado por: m

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