viernes, 28 de diciembre de 2012

Adiós a las armas

Historia del final de una guerra y del principio de un amor, Adiós a las armas está basada en las vivencias de Ernest Hemingway en Italia durante la I Guerra Mundial, en la que participó como conductor de ambulancias.

Frederick Henry es un personaje masculino, valiente, que posee gran dominio de sí mismo y unos ideales fuertes. Un día, conoce a una enfermera inglesa llamada Catherine y surge entre ellos una relación de mutuo acuerdo: durante los ratos que pasen juntos no habrá guerra. Y pronto lo que nace como un juego, se convierte en un vínculo idílico. 

Si algo muestra esta obra, como otras tantas de Hemingway, es un estilo directo, vivo, y un realismo puro y duro. El autor describe los hechos como se suceden ante los ojos del protagonista. Refleja de la manera más verídica la barbarie de la guerra: muerte, hambre, soledad, sufrimiento, caos... El efecto desolador que produce la guerra sobre la gente de su alrededor, el paisaje y su propia persona hacen que el teniente Henry vaya  poco a poco perdiendo la fe en los valores que sustentan la guerra tales como el honor, el patriotismo o el sacrificio por un país. El lector, a la vez que el protagonista, se da cuenta de que no son más que términos meramente abstractos que han sido idealizados para ocultar la cruda realidad bélica y así lo acompañará en su deserción y adiós a las armas. 

Otro elemento a destacar es la historia amorosa. En un principio, los amantes se utilizan mutuamente como medio de consolación de sus propias desgracias. Pero la evolución de esta relación, los diálogos en ocasiones al más puro estilo de ridiculez adolescente y la necesidad física con la que se anhelan mutuamente hacen de esta una de las historias de amor más tiernas y puras que he leído. 

Varios datos curiosos. Hemingway escribió 47 veces las últimas palabras de esta novela antes de darla por concluida. Ciertamente, el final de la novela es sorprendente y brutal, pero las últimas palabras son las justas y adecuadas. Como si no pudieran ser de otra manera. Esto demuestra que la maestría del escritor no sólo viene dada de forma innata como un don de gracia, si no que hay detrás de ella una gran voluntad de exigencia y perfeccionismo. Por otro lado, la descripción del cabello de Catherine a través de los ojos de su enamorado está considerada de las más bellas que se han escrito en todos los tiempos.

Ernest Hemingway fue Premio Nobel de Literatura en 1954. Sus novelas tratan de sacar a la luz  los sentimientos y las vidas de personas corrientes que sufren injusticias políticas y económicas. Su prosa concisa y lacónica, probablemente debida a su experiencia como periodista y reportero, muestra siempre la realidad tal y como es. Su más admirada seña de identidad y arma más infalible para hechizar y conmover a quien lo lee.




Reseñado por: m

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Con frases claras y sencillas expones muy bien la trama de los títulos que comentas.
    Es un agradable señuelo para ampliar el círculo de apasionados por esta contemplativa actividad

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